Lo primero que debemos tener en cuenta es que nuestro precioso bonsái acaba de ser expuesto a un gran cambio. Ha pasado de su zona de confort en nuestras instalaciones, a estar dentro de una caja y viajar hasta su nuevo hogar. A pesar de estar preparados para resistir varios días en esas condiciones, en ocasiones el árbol puede estresarse un poco debido al cambio y lo veamos reflejado en su aspecto.
Es comprensible que pueda perder algunas hojas o que incluso nos dé la impresión de que está “deprimido”, pero esto tiene fácil solución.
Lo primero que debemos hacer es buscarle una ubicación adecuada. Si se trata de un bonsái de interior, lo situaremos frente a una ventana (a unos 50 cm sería lo ideal) por la cual pueda recibir luz solar directa y nos aseguraremos de que no tiene cerca una fuente de calor ni que está en el paso de corrientes de aire. Si por el contrario, se trata de un bonsái de exterior, lo colocaremos fuera de casa protegido del viento y expuesto al sol (en verano, en las horas más calurosas podremos protegerlo un poco del sol colocándolo en semisombra).
¿Qué más podemos hacer para asegurarnos que nuestro bonsái vuelva a estar en su estado óptimo?
¡Controlar el riego! Sí, sí, así de simple…
Si le proporcionamos la cantidad de agua que necesita en cada momento, según la estación del año en la que nos encontremos, cuidar de tu bonsái será coser y cantar.
Si quieres saber más sobre la técnica del riego, aquí te dejamos unos videos:
Cuidados básicos para el bonsái de exterior
Cuidados básicos para el bonsái de interior
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